"Olvido", relato para el grupo literario "Mini cuentos"

Ya no recuerdo tus suspiros. Los míos solo florecen en un séptimo piso, y no por ti, por los peldaños.
Vacié el frasco de tu olor, y desterré esa risita lisonjera que amagabas con encanto. ¿Ha sido el transcurso de los meses, el tratamiento que ha restañado esta infamia? No, te imagino tal como eras, sigues archivada en la memoria, pero con una foto menguada e incolora en un marco herrumbroso, digno de una casa deshabitada; un retrato que interrumpe mi calma, torciéndome los labios.
    La estela de mi pasión por ti es un rastro perdido, que carcomió tu displicente actitud. Tu nombre aún resuena, es un tañido elocuente y gutural, una púa fina que se cuela en mis adentros. ¿Qué fui yo? Un bobalicón del que te carcajeaste sin escrúpulos, el ovillo idóneo para el pasatiempo de una gatuna “garotinha”. ¿Qué fuiste tú? Obviando la estética, una máquina de escribir con las teclas trucadas, un errático enigma que elongué hasta después de la fractura. No te olvidé, pues ese trance se expide al transir, ni tampoco quise decirte nunca adiós, pero como nada tiene sentido si no acaba, procedo con las últimas palabras de este nostálgico epílogo, para poner una losa que tapie nuestra relación. Yo ya fui un muerto en vida, fajado por mi cuerpo, que fue mi ataúd; no seas víctima de ti misma, parodiando tu existencia en una inefable actuación, y acabes atrapada dentro de un ser inerte de sentimientos, vacuo, que vague infeliz como un espíritu errante. 
    La remembranza erosionada se aleja y aunque no volveremos a estar frente a frente en el tablero, vive sin artificios, desempolva la sonrisa y esfuérzate para rescatar del olvido, tu dicha y la capacidad amatoria.